En todos lados un maldito jubilado alimenta a un ejército de palomas. Les conversa. Hace amistad. Ocurre en la plaza de armas de SCL y hasta en la escena final de Mi pobre angelito. Si de jubilados van a alimentar palomas, no olviden respetar la señalética de su respectiva ciudad.
jueves, 1 de mayo de 2008
La sobrealimentación vuelve a algunas palomas agresivas
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